martes, 29 de diciembre de 2015

Siempre he hablado demasiado

pero a ti  nunca acabo de
 contarte todo lo que quiero



Ignoro qué pensabas y me quedé con las ganas de preguntarte.
Y no volvimos a tener un momento tan íntimo como para preguntarte de nuevo.

A ti no te gustaban mis preguntas personales y yo, me moría de ganas de

martes, 3 de noviembre de 2015

En el fondo creo que todo lo soñé.
 Que ya lo sabía y
 que únicamente el tiempo que estuve en coma lo recordé y 
sí, lo recordé a mi manera. 


Ya no ríe hasta que le duelen las comisuras. Ni se empalma cuando rio. Porque  ya no rio.
Ya no calcula el tiempo con caladas. Dejó la música tecno, el dominio de la lengua en noches cortadas, los saraos y ya no hace malabares.

Todo se ha ido y aseguro que yo no me lo he llevado.
Ahora que sí que digo que, tengo los bolsillos llenos.
 Llenos de gasolina gastada en kilómetros, tus canciones, tus mecheros, enfados y  tus uñas.

Por si las moscas cogí hasta tus colores por si algún día tenía que pintarme de verde como tus primaveras, o por si necesitaba un color más oscuro como tu negro veraniego y si tuviera que contar un secreto, sería tu color favorito.

Mira que me gusta hablar de ti pero tranquilo, aún no he confesado ninguna de tus manías sucias ni de tu entrepierna. Aún no he contado que eres un cabezota todos los días y sobretodo los martes pero, te encanta como suena de tu boca la palabra / Massachusetts/.
  Que odias dar la razón y más aún, quitarla.


A nadie diré que te encanta bailar las coreografías del verano
 Y, que en lo que se refiere a “streaptease”, eres el puto amo.

Mejor olvidamos los ascensores que asemejan naves, las camas empapadas, los aseos públicos o los almacenes. Vamos a hacernos un favor.
Sí te dejo los pimientos fritos, la mahonesa casera,
 y el “de esta nevera vacía te hago lo que quieras”

Que ya lo dijo un grande,
 “Habrá que enfrentarse al tiempo con puñal y hacha de goma.
Que matar al tiempo no duele pero aseguro que ahoga”. 

martes, 27 de octubre de 2015

Otra vez se ha vuelto a cortar el pelo la puta loca

Sabiendo que luego llegará el castigo



Me corté el pelo cuando te fuiste dejando al descubierto toda mi espalda por si algún bandido se atrevía a rozarla.
Mis hombros están en huelga desde que no eres tú el que los acaricia.
  Que no les tome el pelo, me dicen.

Hace ya tiempo que los días no me calienta las mejillas, ni las noches la boca.
Ya va creciendo y, en vez de rozar, esta vez araña mi espalda como si quisiera morderla.
Castigo por no haberte sabido mimar.
 Imagino.

Estoy a un suspiro de hacer lo que hace un parvulario con unas tijeras escondido detrás de la puerta del baño.

Sabiendo que luego llegará el castigo. 

domingo, 25 de octubre de 2015

Estragos naranjas










Deseé que mi nombre fuera Clementine el día que te fuiste para que la sangre que desprendía mi cabeza pasara desapercibida entre el pelo. 
No lo conseguí.
Como tampoco conseguí impresionarte el día que paré el mundo para ti o te traje el último diente de león que quedaba sobre la tierra.
Pero claro, eso tú no lo sabías y yo, no te lo dije. 
Como tampoco te dije que hay gente que se muere si no duerme y otra, que se muere si duerme porque no está junto a ti. 
Tampoco te quise romper el sueño ese de pensar que en invierno siguen creciendo los tomates aunque tú pensarás que con amor todo crecía. 
Ojalá.
No te culpo de ese pensamiento de los tomates porque cerca de ti todo está a 30 grados y, a 30 grados, todo crece. 
Pero para que no se te olvide, en invierno solo salen las naranjas, Murdock pregunta por ti y hay una parte de mí que se ha perdido.

martes, 13 de octubre de 2015

Del arte de besar a fracasar hay un desliz que se asemeja a mí.


Quizás ahora todo gire a tu favor, 
dijiste como si esperases que pudiera olvidarlo




Octubre fue el mes que pasamos entero sin separarnos y sin quererlo.
Tu sudadera naranja favo y los cipreses reinaron aquellos treinta días que,
 Fue Julio en tus brazos. El mes más caliente del año.
Octubre llegó para llenarte de tinta el gemelo, para reventar camas que provocaban ascensores que asemejaban naves.
Octubre era la llamada que se escapaba del skype. Pero siempre el te llamo ahora.
Sus siete letras, con las siete suertes, con el día que cumplías veintidós, veintitrés, veinticuatro, veinticinco, veintiséis... todos ellos deseos...deseos de cumplirte.
 Octubre volvió con Miguel y s(t)us  canciones.

Octubre siempre sabrá a ti, pero qué tontería más grande si todos los meses acaban en, en, en 
y no tienen nada que envidiar al mes diez, 

Con más ganas que vergüenza vengo a regalarte Octubre
Éste, y el que viene, y el próximo. 
Y todos.
 Pienso regalarte cada Octubre hasta gastarle el nombre. 

lunes, 5 de octubre de 2015

Hoy se calza los pitillos que ayer no se ponía preocupado por el qué dirán


Dicen que hoy se calza los pitillos que ayer no se ponía, vale sí, lo he sacado de una canción. De una canción que escuché con él y que hoy ha llevado a raja tabla después de alegrarse al bajarse de la báscula.
Se siente pletórico, está repleto. Él no me lo ha dicho pero me lo ha chivado el brillo de sus ojos y la musiquilla que tararea mientras juega con la hebilla trasera del pantalón vacilando con demostrar que se le caen.  
Creo que sabe lo que pienso pero no sé por qué no se lo suelto directamente a modo de confirmación. Me quedo callada como una boba, como quien no tiene conversación y a la que no la ocurre nada interesante últimamente.


Pero es que, ¿acaso estabas preparado para oír que lo más interesante que me estaba pasando eras tú?.

viernes, 2 de octubre de 2015

Borehamwood y sus sentidos


Me disponía a hacerme un bocadillo.
 Quería pasar el día fuera. 



Los almendros estaban en flor y a puesto a que algún camino me llevaría a un sendero repleto de ellos. Por otro lado, tenía la bici en la puerta de la última vez que la usó mi hermano. Solo tenía que bajarle el sillín y podría salir con ella sin rumbo. O hacia la fuente la teja. A mojarme el culo y lo que no es culo y a mojarte el tuyo.

La mañana no pintaba mal pensaba mientras terminaba el bocadillo y me relamía los dedos naranjas que me había dejado el chorizo.
Fue entonces cuando la vida me dio una bofetada. En toda la cara. Si hubiera sido real apuesto a que me hubiera roto la nariz y hubiera empapado toda la cocina de sangre. Yo hubiera querido o intentado defenderme pero me hubiera entretenido relamiendo aquella sangre y hubiera dejado que me destrozaran. Otra vez. 
Toda la encimera estaba llena de migas de haber abierto cual hambriento el pan con las manos.(Ay! si mi padre viera que no estaba usando la tabla ni el cuchillo de sierra, que para eso es  -según él-) Todo lleno de pequeñas migas de pan que no estaban siendo consciente de lo que me estaban haciendo. Ellas ahí cayendo por todos lados, esparciéndose como cuando tu semen  recorre todos los recovecos de mi cuerpo y tú lo odias y yo juego a ver si entra en el ombligo con mis movimientos como si jugáramos al estúpido juego de colar las bolas en el agujero que traen las tapas de los botecitos de pompas. Pues algo así sucedió en tan solo diez minutos alrededor de las 9 de la mañana.

Todo estaba lleno de migas como las migas que dejamos en la repisa de aquel hotel, aquella semana, de aquel duro invierno.  Del que no hablaré porque eso, son cosas que solo tú y yo sabemos.



martes, 22 de septiembre de 2015

Te haré inmortal

Pensamiento sobre la inmortalidad y la muerte


"Hermoso sólo es algo en el punto de su fugacidad. El carácter pasajero es inseparable de la hermosura. 
Solo en el desaparecer, en el pasar, es lo sensible hermoso; solo en la urgencia del momento, solo en el último extremo de su existencia, en la frontera de su vida, se inflama un ser en el cromático esplendor de su belleza.
Del mismo modo, que el ser no tiene atractivo, espirito, sentido ni significación en el permanecer, sino en el pasar, así también no dentro ni en medio de su ser es algo bello, sino solo cuando el ser hace con el no ser frontera."

Supe que pensaría esto de ti desde que te conocí pero fue Luwig quien lo escribió.  No lo quise afianzar porque también sabía que te irías.  No conocía tal fecha de ese momento pero siempre tenía miedo a que fuese al día siguiente del mejor día que habíamos pasado. 
Y así es como me hiciste inmortal, y cuando te fuiste supe que todo lo mortal era simplemente la muerte en un día de suerte.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Hacías inmortal todo lo que tocabas


Maldita manía de asociar bañeras contigo


Yo iba directa a un agujero negro.
Era mi camino pero te encontré allí tumbado. Al lado de ese agujero, sin rozarlo. 
Tú creías en todo lo que la libertad dictaba, yo tenía fé en ti por encima de todo. 
Pero parecía que no creías en la realidad. En las personas de la tierra, en quien te miraba cuando tú no escuchabas. 
Y se te olvidó llamarme.
Y se me olvidó que en el fondo lo sabía.
Te pasaste años ahí como una pared que no pude ni intentar hablarte. 
Yo pasé todos esos años escribiendo todos tus pensamientos. Bueno, los que me dejaste ver cuando no huías.
Dijiste que salías a dar un paseo, que no era un adiós que era un hasta luego.
Pero eso fue hace dos semanas y ahora, paso el tiempo contando las páginas de una biblia de bolsillo que yo misma escribí, que tú tienes en la suma de tu bandeja de entrada. 
Y te olvidaste de llamarme. Imagino que salvando otras vidas u otros caminos que fueran directos al agujero negro. Lo tenías fácil, solo tenías que estar ahí tumbado hasta que alguien pasara cerca y te dejará calado. 
Y se le olvidó llamarme.
Así es como funciona.
Se queda ahí, como una foto en tus manos que no puedes explicarte a ti mismo…


martes, 15 de septiembre de 2015

La naturalidad de sentirse persona, animal o cosa con alguien






La naturalidad son unos rizos no definidos, llamarte para gritarte que es viernes a sabiendas que no responderás.  
Ese bailecito que te marcas al salir de la ducha y que niegas cuando te pillan.
Alargar el camino de vuelta a casa "por si acaso" -por si acaso te veo-, mancharte justo antes de salir de casa y pensar que no se nota...

La naturalidad no habla de filtros ni de coreografías ensayadas, simplemente está. 
Está ahí adentro esperando a que la saques a bailar.

Porque todos tenemos una. 

martes, 1 de septiembre de 2015

De cuando encuentras recuerdos que escondías del mes de abril. Y me pregunto quién me lo habrá robado y por qué a mí



Recuerdo las veces que nos dijimos nunca más.


 Pero mejor recuerdo las veces que entre risas y legendarios caíamos de nuevo rendidos.
Rendida de rodillas ante él y más tarde rendidos en el sofá naranja que reinaba en su salón.
 Quitándonos la tiritera que nos provocaba el pedo de la noche anterior.
Allí estaba, una vez más. Mirándole mientras dormía. Como quien adora a un Dios.

Las verrugas que se formaban a causa de la vejez en las bolsas de los ojos me resultaban tremendamente adorables.
Como el bocao' que tenía su barriga o su forma de roncar.
Todo de él, todo me lo hubiera comido.
Todo de él hubiera fotografiado y hubiera guardado cual tesoro. Incluso sus peores lunes.

Todo de él hubiera perdonado y por él hubiera ido a cualquier lado.

Y es que, él no sabe que soy la que le acompaña con la mirada cuando tiene que hacer algo que no quiere para calmar sus nervios. Ni tampoco que le recargo las cámaras a la que sale a saludar a Marta para que a su vuelta tenga menos trabajo. Ni que me bebo sus mentiras, ni que cuando brindamos pido por él y porque algún día encuentre a quien le haga realmente feliz, aunque no sea yo. Tampoco sabe que cuando era de pre-pago siempre le recargaba el móvil por si caía la breva de que me escribiera. Ni se imagina que me encanta que use de pijama la ropa del día anterior y que no se corte las uñas de los pies. Aunque le diga que debería usar pijama y que se corte esas uñas, siempre deseo que no lo haga.
Él no sabe lo que le echo de menos ni que cada noche antes de acostarme escucho cada una de sus canciones y me lo imagino cantándome en cualquier parque mientras pasa la vida, juntos.

Tampoco sabe, ni hace falta, que me imagino que es a mí a quien me las canta.

lunes, 31 de agosto de 2015

Qué me dices si te digo

Fue piedra, onda y tierra.




Y pocos entendieron la expresión. A decir verdad, pocos la entendieron durante su viaje.
 Da igual lo que dijera que siempre iba a haber alguien que no la entendiera aunque no lo confesara. Y en el fondo tampoco era tan difícil. 
Se sentía la piedra que se tira a una charca. La misma que forma ondas hasta dejarse caer en la arena del fondo olvidada.
La primera onda es enorme y todos la recuerdan y se quedan a visualizarla. El impacto es brutal, hasta puede salpicar. La segunda, tercera, cuarta y quinta, empiezan a disminuir pero algunos siguen viéndola atrapados por su poder aún sin entenderlo, como cuando en el baño lees todas las etiquetas de los botes, sin quererlo.
A las siguientes nadie se queda. Y hay muchas. La piedra empieza a perder su fuerza porque nadie la apoya, ya nadie la recuerda hasta que cae en la arena y es enterrada. 
No le bastó con ser la piedra que tiraron, aquella a la que no vieron diferente o suficientemente bonita como para guardarla todas las vacaciones hasta llegar a casa y colocarla en algún lado que tuvieron que tirarla. Ella, que guardaba todos los dolores ajenos en cajitas dentro de su cuerpo quiso ser también la tierra que soportó la piedra por si no superaban juntas su nostalgia.