domingo, 25 de octubre de 2015

Estragos naranjas










Deseé que mi nombre fuera Clementine el día que te fuiste para que la sangre que desprendía mi cabeza pasara desapercibida entre el pelo. 
No lo conseguí.
Como tampoco conseguí impresionarte el día que paré el mundo para ti o te traje el último diente de león que quedaba sobre la tierra.
Pero claro, eso tú no lo sabías y yo, no te lo dije. 
Como tampoco te dije que hay gente que se muere si no duerme y otra, que se muere si duerme porque no está junto a ti. 
Tampoco te quise romper el sueño ese de pensar que en invierno siguen creciendo los tomates aunque tú pensarás que con amor todo crecía. 
Ojalá.
No te culpo de ese pensamiento de los tomates porque cerca de ti todo está a 30 grados y, a 30 grados, todo crece. 
Pero para que no se te olvide, en invierno solo salen las naranjas, Murdock pregunta por ti y hay una parte de mí que se ha perdido.

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