martes, 22 de septiembre de 2015

Te haré inmortal

Pensamiento sobre la inmortalidad y la muerte


"Hermoso sólo es algo en el punto de su fugacidad. El carácter pasajero es inseparable de la hermosura. 
Solo en el desaparecer, en el pasar, es lo sensible hermoso; solo en la urgencia del momento, solo en el último extremo de su existencia, en la frontera de su vida, se inflama un ser en el cromático esplendor de su belleza.
Del mismo modo, que el ser no tiene atractivo, espirito, sentido ni significación en el permanecer, sino en el pasar, así también no dentro ni en medio de su ser es algo bello, sino solo cuando el ser hace con el no ser frontera."

Supe que pensaría esto de ti desde que te conocí pero fue Luwig quien lo escribió.  No lo quise afianzar porque también sabía que te irías.  No conocía tal fecha de ese momento pero siempre tenía miedo a que fuese al día siguiente del mejor día que habíamos pasado. 
Y así es como me hiciste inmortal, y cuando te fuiste supe que todo lo mortal era simplemente la muerte en un día de suerte.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Hacías inmortal todo lo que tocabas


Maldita manía de asociar bañeras contigo


Yo iba directa a un agujero negro.
Era mi camino pero te encontré allí tumbado. Al lado de ese agujero, sin rozarlo. 
Tú creías en todo lo que la libertad dictaba, yo tenía fé en ti por encima de todo. 
Pero parecía que no creías en la realidad. En las personas de la tierra, en quien te miraba cuando tú no escuchabas. 
Y se te olvidó llamarme.
Y se me olvidó que en el fondo lo sabía.
Te pasaste años ahí como una pared que no pude ni intentar hablarte. 
Yo pasé todos esos años escribiendo todos tus pensamientos. Bueno, los que me dejaste ver cuando no huías.
Dijiste que salías a dar un paseo, que no era un adiós que era un hasta luego.
Pero eso fue hace dos semanas y ahora, paso el tiempo contando las páginas de una biblia de bolsillo que yo misma escribí, que tú tienes en la suma de tu bandeja de entrada. 
Y te olvidaste de llamarme. Imagino que salvando otras vidas u otros caminos que fueran directos al agujero negro. Lo tenías fácil, solo tenías que estar ahí tumbado hasta que alguien pasara cerca y te dejará calado. 
Y se le olvidó llamarme.
Así es como funciona.
Se queda ahí, como una foto en tus manos que no puedes explicarte a ti mismo…


martes, 15 de septiembre de 2015

La naturalidad de sentirse persona, animal o cosa con alguien






La naturalidad son unos rizos no definidos, llamarte para gritarte que es viernes a sabiendas que no responderás.  
Ese bailecito que te marcas al salir de la ducha y que niegas cuando te pillan.
Alargar el camino de vuelta a casa "por si acaso" -por si acaso te veo-, mancharte justo antes de salir de casa y pensar que no se nota...

La naturalidad no habla de filtros ni de coreografías ensayadas, simplemente está. 
Está ahí adentro esperando a que la saques a bailar.

Porque todos tenemos una. 

martes, 1 de septiembre de 2015

De cuando encuentras recuerdos que escondías del mes de abril. Y me pregunto quién me lo habrá robado y por qué a mí



Recuerdo las veces que nos dijimos nunca más.


 Pero mejor recuerdo las veces que entre risas y legendarios caíamos de nuevo rendidos.
Rendida de rodillas ante él y más tarde rendidos en el sofá naranja que reinaba en su salón.
 Quitándonos la tiritera que nos provocaba el pedo de la noche anterior.
Allí estaba, una vez más. Mirándole mientras dormía. Como quien adora a un Dios.

Las verrugas que se formaban a causa de la vejez en las bolsas de los ojos me resultaban tremendamente adorables.
Como el bocao' que tenía su barriga o su forma de roncar.
Todo de él, todo me lo hubiera comido.
Todo de él hubiera fotografiado y hubiera guardado cual tesoro. Incluso sus peores lunes.

Todo de él hubiera perdonado y por él hubiera ido a cualquier lado.

Y es que, él no sabe que soy la que le acompaña con la mirada cuando tiene que hacer algo que no quiere para calmar sus nervios. Ni tampoco que le recargo las cámaras a la que sale a saludar a Marta para que a su vuelta tenga menos trabajo. Ni que me bebo sus mentiras, ni que cuando brindamos pido por él y porque algún día encuentre a quien le haga realmente feliz, aunque no sea yo. Tampoco sabe que cuando era de pre-pago siempre le recargaba el móvil por si caía la breva de que me escribiera. Ni se imagina que me encanta que use de pijama la ropa del día anterior y que no se corte las uñas de los pies. Aunque le diga que debería usar pijama y que se corte esas uñas, siempre deseo que no lo haga.
Él no sabe lo que le echo de menos ni que cada noche antes de acostarme escucho cada una de sus canciones y me lo imagino cantándome en cualquier parque mientras pasa la vida, juntos.

Tampoco sabe, ni hace falta, que me imagino que es a mí a quien me las canta.