martes, 27 de octubre de 2015

Otra vez se ha vuelto a cortar el pelo la puta loca

Sabiendo que luego llegará el castigo



Me corté el pelo cuando te fuiste dejando al descubierto toda mi espalda por si algún bandido se atrevía a rozarla.
Mis hombros están en huelga desde que no eres tú el que los acaricia.
  Que no les tome el pelo, me dicen.

Hace ya tiempo que los días no me calienta las mejillas, ni las noches la boca.
Ya va creciendo y, en vez de rozar, esta vez araña mi espalda como si quisiera morderla.
Castigo por no haberte sabido mimar.
 Imagino.

Estoy a un suspiro de hacer lo que hace un parvulario con unas tijeras escondido detrás de la puerta del baño.

Sabiendo que luego llegará el castigo. 

domingo, 25 de octubre de 2015

Estragos naranjas










Deseé que mi nombre fuera Clementine el día que te fuiste para que la sangre que desprendía mi cabeza pasara desapercibida entre el pelo. 
No lo conseguí.
Como tampoco conseguí impresionarte el día que paré el mundo para ti o te traje el último diente de león que quedaba sobre la tierra.
Pero claro, eso tú no lo sabías y yo, no te lo dije. 
Como tampoco te dije que hay gente que se muere si no duerme y otra, que se muere si duerme porque no está junto a ti. 
Tampoco te quise romper el sueño ese de pensar que en invierno siguen creciendo los tomates aunque tú pensarás que con amor todo crecía. 
Ojalá.
No te culpo de ese pensamiento de los tomates porque cerca de ti todo está a 30 grados y, a 30 grados, todo crece. 
Pero para que no se te olvide, en invierno solo salen las naranjas, Murdock pregunta por ti y hay una parte de mí que se ha perdido.

martes, 13 de octubre de 2015

Del arte de besar a fracasar hay un desliz que se asemeja a mí.


Quizás ahora todo gire a tu favor, 
dijiste como si esperases que pudiera olvidarlo




Octubre fue el mes que pasamos entero sin separarnos y sin quererlo.
Tu sudadera naranja favo y los cipreses reinaron aquellos treinta días que,
 Fue Julio en tus brazos. El mes más caliente del año.
Octubre llegó para llenarte de tinta el gemelo, para reventar camas que provocaban ascensores que asemejaban naves.
Octubre era la llamada que se escapaba del skype. Pero siempre el te llamo ahora.
Sus siete letras, con las siete suertes, con el día que cumplías veintidós, veintitrés, veinticuatro, veinticinco, veintiséis... todos ellos deseos...deseos de cumplirte.
 Octubre volvió con Miguel y s(t)us  canciones.

Octubre siempre sabrá a ti, pero qué tontería más grande si todos los meses acaban en, en, en 
y no tienen nada que envidiar al mes diez, 

Con más ganas que vergüenza vengo a regalarte Octubre
Éste, y el que viene, y el próximo. 
Y todos.
 Pienso regalarte cada Octubre hasta gastarle el nombre. 

lunes, 5 de octubre de 2015

Hoy se calza los pitillos que ayer no se ponía preocupado por el qué dirán


Dicen que hoy se calza los pitillos que ayer no se ponía, vale sí, lo he sacado de una canción. De una canción que escuché con él y que hoy ha llevado a raja tabla después de alegrarse al bajarse de la báscula.
Se siente pletórico, está repleto. Él no me lo ha dicho pero me lo ha chivado el brillo de sus ojos y la musiquilla que tararea mientras juega con la hebilla trasera del pantalón vacilando con demostrar que se le caen.  
Creo que sabe lo que pienso pero no sé por qué no se lo suelto directamente a modo de confirmación. Me quedo callada como una boba, como quien no tiene conversación y a la que no la ocurre nada interesante últimamente.


Pero es que, ¿acaso estabas preparado para oír que lo más interesante que me estaba pasando eras tú?.

viernes, 2 de octubre de 2015

Borehamwood y sus sentidos


Me disponía a hacerme un bocadillo.
 Quería pasar el día fuera. 



Los almendros estaban en flor y a puesto a que algún camino me llevaría a un sendero repleto de ellos. Por otro lado, tenía la bici en la puerta de la última vez que la usó mi hermano. Solo tenía que bajarle el sillín y podría salir con ella sin rumbo. O hacia la fuente la teja. A mojarme el culo y lo que no es culo y a mojarte el tuyo.

La mañana no pintaba mal pensaba mientras terminaba el bocadillo y me relamía los dedos naranjas que me había dejado el chorizo.
Fue entonces cuando la vida me dio una bofetada. En toda la cara. Si hubiera sido real apuesto a que me hubiera roto la nariz y hubiera empapado toda la cocina de sangre. Yo hubiera querido o intentado defenderme pero me hubiera entretenido relamiendo aquella sangre y hubiera dejado que me destrozaran. Otra vez. 
Toda la encimera estaba llena de migas de haber abierto cual hambriento el pan con las manos.(Ay! si mi padre viera que no estaba usando la tabla ni el cuchillo de sierra, que para eso es  -según él-) Todo lleno de pequeñas migas de pan que no estaban siendo consciente de lo que me estaban haciendo. Ellas ahí cayendo por todos lados, esparciéndose como cuando tu semen  recorre todos los recovecos de mi cuerpo y tú lo odias y yo juego a ver si entra en el ombligo con mis movimientos como si jugáramos al estúpido juego de colar las bolas en el agujero que traen las tapas de los botecitos de pompas. Pues algo así sucedió en tan solo diez minutos alrededor de las 9 de la mañana.

Todo estaba lleno de migas como las migas que dejamos en la repisa de aquel hotel, aquella semana, de aquel duro invierno.  Del que no hablaré porque eso, son cosas que solo tú y yo sabemos.